Hay cuatro tendencias al alza en cómo las herramientas de inteligencia artificial pueden influir en el sector jurídico. La primera de ellas es la mejora en la precisión y eficiencia, lo que conlleva un considerable ahorro de tiempo. En segundo lugar, se debe atender a los retos regulatorios; el uso de la IA será prevalente en la actividad legal, originando desafíos únicos en materia de ciberseguridad y protección de datos. Otro aspecto para tener en cuenta es la reestructuración de las plantillas de los equipos jurídicos. Finalmente, cabe destacar que el verdadero valor añadido será el trato al cliente y no los conocimientos jurídicos. El factor clave para atraer y retener clientes residirá en la calidad de la interacción entre el abogado y su cliente.